En la actualidad, la adicción a una sustancia se concibe de
una manera distinta, debido a que es una
problemática generalizada y personas cercanas a nosotros pueden estar inmersas
en el consumo de estupefacientes que afectan la salud física y mental;
particularmente, el sistema nervioso, centro rector de los principales procesos
del ser humano. Por eso, se considera una enfermedad que debe ser tratada para
incidir en la calidad y prolongación de la vida.
"Resulta obvio que comprar, jugar, trabajar y practicar el sexo son conductas socialmente aceptadas pero como proveen un estado de gratificación inmediata la relación que la persona establece con ellas puede llegar a ser problemática y considerarse una adicción conductual. Por lo tanto, parece lógico plantearse la forma en la que ciertas personas realizan estas acciones, puesto que su conducta puede ser similar, al menos en parte, a los comportamientos y vivencias de aquellos que son adictos a drogas" (Sánchez-Carbonell, Beranuy, Castellana, Chamarro y Oberst; 2008: 3). Si bien en el mundo moderno han surgido otro tipo de adicciones (como al Internet, la comida, el ejercicio, al trabajo, al teléfono celular, entre otros) debido a las condiciones de vida, la predisposición genética de las personas y a las relaciones sociales, que conducen a los sujetos a la atención centrada hacia un objeto u otro que crea placer o displacer cuando no se tiene al alcance y que como consecuencia produce ansiedad, tristeza y desanimo; ya que el apego al mismo, genera una falsa gratificación y por lo tanto, dependencia.
Por lo que se refiere al consumo de drogas la situación es preocupante; es muy posible, el origen de la adicción sea por factores individuales, como la falta de recursos para enfrentar la ansiedad, el estrés, baja autoestima, pocas o nulas relaciones sociales, la inexperiencia del adicto al ser influenciado por grupos de pares para probar una u otra sustancia. Esto quiere decir que, es necesario comprender de forma integral la problemática que se menciona, para encontrar alternativas viables de prevención o tratamiento según corresponda. Resumiendo, lo que se pretende exponer, corresponde a percibir las adicciones como enfermedad y como tal buscar respuestas acordes al sujeto y al medio en el que se presenta el fenómeno.
Guerrero (2015) establece que “cuando la ciencia comenzó a estudiar
la conducta adictiva en la década de 1930 se pensaba que las personas adictas a
las drogas y al alcohol tenían una moralidad deficiente y carecían de fuerza de
voluntad” (p.2). Lo cual significa que se
centraban en rechazar a las personas que consumían sustancias; por lo
tanto, no se creaban programas o se llevaban a cabo acciones para atender dicho
fenómeno. Esta perspectiva, tenía una visión reducida, al no considerarse un
problema de dependencia a una sustancia; la cual tiene su origen en la
modificación del sistema nervioso central, de tal manera que a pesar de la
voluntad del adicto, no era posible dejar el alcohol, la cocaína u otras.
Se considera una enfermad crónica porque avanza por etapas,
al principio es necesaria para obtener
alegría y satisfacción; sin embargo conforme pasa el tiempo se vuelve
imprescindible para el sujeto. No sólo incide en su funcionamiento cognitivo
sino en sus relaciones sociales y el nulo autocontrol, debido a que no es capaz
de discernir cuando se ha convertido en un problema.
Lo anterior sucede como consecuencia de la interferencia a
las conexiones neuronales. Procesos químicos y físicos que se realizaban de
forma natural, se ven alterados y modificados, las sustancias sustituyen a los
neurotransmisores, cuya función es llevar mensajes de una neurona a otro y
mantener el sistema de comunicación del cerebro.
Las drogas que ingresan al sistema nervioso cambian el
sistema de recompensa de la persona, ya no es suficiente la producción natural
de dopamina o para compensar la disminución de los receptores que captan la
señal de los neurotransmisores es necesario el consumo de la sustancia que
produce el efecto placentero en el organismo. Por eso, las personas manifiestan
una alta dependencia y así mismo sufren el síndrome de abstinencia que se
genera cuando no ha ingresado al cuerpo el estupefaciente; como consecuencia se
presentan síntomas o puede llegarse hasta la muerte.
Debido a la adaptación a la utilización de las drogas se
viven cambios a nivel interno y externo que condicionan al sujeto a la
repetición del mismo patrón, a continuar en la dependencia y en el ciclo del
deterioro mental y físico.
Es relevante mencionar la importancia de los factores biológicos
y ambientales, estos nos hacen más o menos propensos al consumo y a desarrollar
conductas de dependencia a determinada sustancia; entonces, se debe considerar
la interacción que hay entre ambos elementos para prevenir o subsanar mediante
acciones que permitan a los individuos dejar las drogas. De acuerdo con Ibañez (2008) "de esta manera, y en cuanto a su etiología, parece
haber consenso entre los autores en considerar
el modelo multifactorial como aquel que explica de
forma más adecuada el desarrollo de las adicciones,
de manera que es la interacción entre lo genético y
lo ambiental lo que daría lugar al trastorno. Atendiendo
al primer aspecto, se ha estimado que los factores
genéticos contribuyen al 40-60% de la vulnerabilidad
para el desarrollo de las adicciones, mientras que los
factores ambientales explicarían el resto" (p. 3).
Por lo anterior, debe tenerse en consideración que unos sujetos serán más vulnerables por su historia de vida, genética y por los factores ambientales que entran en juego para desarrollar la conducta adictiva.
Asimismo, unas drogas son más
adictivas que otras y la dependencia física que producen será un factor
determinante para que a mayor consumo, se requieran más dosis en altas
cantidades.
Debemos hacer énfasis en la etapa más vulnerable es la
adolescencia, no sólo porque el desarrollo está en proceso; tanto emocional,
social, psicológica y físicamente, sino porque la maquinaria que realiza las
principales funciones del cuerpo, está siendo expuesta a químicos ajenos al
organismo. Es decir, las alteraciones al sistema nervioso y los daños al cuerpo
en esta etapa pueden ser irreversibles.
Respecto a las relaciones con los demás, incluyendo el vínculo
familiar se ve trastocado por la transformación del sujeto, sus cambios
emocionales, la toma de decisión que lleva a cabo y afecta su entorno, la
tendencia a la violencia, así mismo a cometer actos delictivos para seguir
manteniendo el consumo.
Finalmente, el enfoque fundamental es la prevención por ser
el camino más viable para evitar el consumo y las consecuencias dañinas de la adicción
a una sustancia; por lo tanto, el énfasis debe centrarse en conductas
positivas, en establecer relaciones con personas sanas (sobre todo los
adolescentes), en practicar, deportes, incluir en la dieta una alimentación
adecuada, dedicarse al arte, a la música y tratar de evitar entornos que
induzcan al riesgo.
Se considera que la sociedad debe implicarse; de forma particular, porque los adultos son responsables de la
formación, participación, cuidado, orientación de la salud, incluso de la protección de
niños y adolescentes.
Reflexión:
Elegí este tema porque me parece muy interesante y vigente; en esta época hay mayor riesgo de padecer una enfermedad de este tipo. Considero que ésta información puede contribuir a tener mayor conocimiento y aplicarlos tanto en el ámbito familiar y laboral para orientar a quién lo requiera.
Existen tantas adicciones y una marcada desinformación que es responsabilidad de cada persona investigar y preguntar para resolver sus dudas y prevenir situaciones de riesgo.
Además, me parece terrible que se dañe de forma inconsciente la parte central del sistema nervioso y que ello acarrea consecuencias que pueden transformar la vida de la persona de forma negativa.
El punto de partida para iniciar a escribir fue construir el texto de lo generar a lo particular, tomando ideas claves del texto y agregando mis conocimientos previos sobre el tema.
En un segundo momento, hacer una tercera lectura del artículo El cerebro adicto y leer otras dos fuentes para apoyar mis argumentos y las ideas en las que se deseaba hacer énfasis.
Guerrero M. Verónica (2015). El cerebro adicto. Revista
¿cómoves? Recuperado el 8 de junio de 2015 en http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto.
Ibáñez Cuadrado, Ángela
Genética de las adicciones
Adicciones, vol. 20, núm. 2, 2008, pp. 103-109
Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías
Palma de Mallorca, España. Consultado el 14 de junio de 2015 en http://www.redalyc.org/pdf/2891/289122057001.pdf
Sánchez-Carbonell, Xavier; Beranuy, Marta; Castellana, Montserrat; Chamarro, Ander; Oberst, Ursula
La adicción a Internet y al móvil: ¿moda o trastorno?
Adicciones, vol. 20, núm. 2, 2008, pp. 149-159
Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías
Palma de Mallorca, España. Consultado el 14 de junio de 2015 en http://www.redalyc.org/pdf/2891/289122057007.pdf